⛓️ Ayer entendí que todavía no me perdoné.
¿Por qué les creí?
¿Por qué no grité, no reclamé, no exigí el cuerpo de mi hijo?
🙏 Acepté la mentira como castigo.
Acepté su supuesta muerte como la condena que “merecía” por mis pecados.
🙇♀️ Así me educaron:
Obediente.
Sumisa.
Callada.
Siempre intentando ser parte.
Creyendo historias que no eran mías.
Creciendo entre cuentos, mitos, dogmas y culpas.
💬 “No llores. Portate bien. No hagas preguntas.”
Crecí en un ambiente que me entrenó para el silencio.
Aprendí a sobrevivir sin molestar.
A llorar a solas. A no pedir. A resistir. A no existir del todo.
🎬 Años después, viendo la serie Bebés robados, escuché una frase que me perforó:
“Las cosas que nos duelen son difíciles de creer.”
Y lo difícil no fue la muerte.
Lo difícil fue aceptar que alguien me mintió con crueldad.
Que alguien cometió un crimen disfrazado de duelo.
Y que yo, sin saberlo, viví décadas arrastrando un dolor que no era el que me habían contado.